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LETRAS NÓMADAS

Las sorpresas del diccionario

El diccionario es una incesante fuente de sorpresas. Ayer, mientras espachurraba una deliciosa almóndiga con el tenedor, reflexionaba intensamente sobre los trazos del lenguaje, sus caminos y sus límites.

Si hace unos días me hubieran dicho que se iba a colar en mi casa un murciégalo no me lo hubiera creído. Ni el acontecimiento ni el término léxico. Ni siquiera había llegado a escuchar nunca la variante murciégalo de la palabra murciélago. Sin embargo, esta palabra aparece recogida en el DRAE. Es curioso, ya que su origen etimológico procede de dos palabras latinas que en su combinación aportan el significado de «ratón cieguito». Por eso, con mucha razón se suele decir acerca de este pajarito que es como una especie de ratón con alas. No hace falta el «como»: es un ratón alado. Para terminar de desbordar el pozo de mi asombro, la etimología indica que la forma normal, fijando la atención en su lengua madre, sería precisamente murciégalo, y no murciélago, que es la forma que más se ha extendido. «Mus» (ratón) y «caeculus» (cieguito) habrían dado como resultado «murciégalo». Por lo tanto, no se trata de un vulgarismo (como en principio pudiera parecer) sino de un cultismo.

A mi hermana le hace mucha gracia siempre que, cuando expreso asombro e incredulidad, digo: «¿Hola?». Yo misma pensaba que se trataba de una forma de hablar en mi círculo de amigos, una costumbre circunscrita a un ámbito determinado que carecía de sentido fuera de él. El caso es que «hola» recoge esta segunda acepción:

2. interj. p. us. U. para denotar extrañeza, placentera o desagradable. 

Por otra parte, cuántas veces habrá hablado ella (siempre en tono jocoso) de la movición, esa clásica palabra que se usa por hacer la gracia, con la idea de que se está cometiendo una pequeña barbaridad lingüística que deberíamos ahorrarnos en según qué contextos. Pero a veces nos estamos equivocando dando por sentadas determinadas cuestiones: movición es una palabra que existe para la RAE y su diccionario da fe de ello.

¿Qué podríamos decir acerca de la gazofia de la televisión? Sí, sí, gazofia, como lo leen. Hay que ver el hondo calado de la confusión de los fonemas «b» y «g», que incluso en ocasiones llega a cristalizarse en el diccionario normativo de nuestra lengua. Podríamos consultarlo con nuestra «agüela» para ver qué le parece a ella. Pero no, no se asusten, porque no sería posible. Aunque este vocablo está presente en el diccionario, no hace referencia a ningún término de parentesco, sino a la «renta de los derechos sobre préstamos consignados en documento público».

¿Qué pensarían si ven en una tienda una cesta de «vimbre»? Evidentemente se están refiriendo al mimbre, pero no hay que espantarse. Esta forma aún pervive en algunas de nuestras regiones y el diccionario la contempla. Alguien podría pensar que quien eso escribe (o eso dice) es un cazurro iletrado… Cuidado: «vimen» es el término del latín. Por lo tanto, «vimbre» es su forma culta, no es ninguna paletería.

Si escuchan hablar de un «animálculo» que sepan que no se trata de cualquier animalito que posea posaderas, sino de un bicho tan diminuto que solo es perceptible con la ayuda de un microscopio. El latín vuelve a proporcionarnos la clave una vez más: La terminación «-culus, -a, -um» era un diminutivo latino que ha dejado su rastro en alguna que otra de nuestras palabras. «Animálculo» significaría, por tanto, «animalito». «Ósculo» significa «boquita» y un «testículo» sería un «testiguito». Este último término proviene de los juicios de la antigua Roma, en los que el testigo varón juraba decir la verdad poniendo su mano sobre los testículos.

«Veneficio» no necesariamente estará mal escrito. Está contemplada como una palabra arcaica, así que podría ser posible toparnos en algún momento con ella. En tal caso debemos saber que se trata de un antónimo de «beneficio». Una vez más, la diferencia entre la «b» y la «v» resulta ser crucial.

Mi lista de palabras que consiguen dejarme zurumbática contiene aún unas cuantas más. Pero iré dejando para otras ocasiones e incluso seguramente la lista irá creciendo.

(Todas las palabras destacadas de este texto figuran en el DRAE. Palabra de filóloga).

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