Hacer a alguien un hijo de madera
Expresión con dos vertientes... y además, opuestas entre sí: hacer a alguien un hijo de madera. La primera vez que la escuché fue hace escasas semanas en boca de un compañero de piso. La segunda, hace pocos días en boca de un amigo mío, pero todos los demás del entorno mostramos la misma sorpresa y desconocimiento ante su expresión. Ellos dos aplicaban el sentido de hacer un favor. Sin embargo, a algunos no nos ha dejado de resultar extraño. E indagando un poco por la red en busca de su uso, descubrimos algo nuevo. En principio, comentar que la expresión no está recogida en ningún diccionario, de modo que había que fiarse de lo hallado a través de las redes de los buscadores. Muy pocas páginas lo aplicaban en el mismo sentido que mis compañeros; la mayoría lo hacían para expresar "hacer una faena", que pienso que ha de ser seguramente su sentido originario. ¿Qué sentido tendría tener un hijo de madera? Sería como una especie de hijo muerto, algo sin vida que nada nos puede aportar. Probablemente el sentido de "hacer un favor" sea una derivación posterior, quién sabe por qué. Pero quizá sea interesante conocer esta doble interpretación para evitar malentendidos en un futuro.
Ejemplo:
-¿Te importa que me pase por tu casa mañana por la tarde?
-Pues me harías un hijo de madera [sentido del emisor: me harías un gran favor]
-Vale no pretendía molestar, adiós. [interpretación del receptor: me harías una auténtica faena si lo hicieras].
Simple y escueto, sí, pero tal vez sirva para hacerse una pequeña idea. Especialmente si la comunicación es escrita habrá más posibilidades de malinterpretaciones. Cuidado con este tipo de frases hechas que nos pueden confundir. Desde luego, las letras a veces son extremadamente nómadas.
5 comentarios
Kas -
Roberto -
Hacer un hijo: Destrozar la posición adversaria, sinónimo de hacer un
dibujo. Obsérvese que se puede hacer un hijo de madera, hacer un hijo de
plástico, etc. según el material con el que estén hechas las piezas.
Sara -
Annula -
israel -
Personalmente utilizo términos canarios despectivos como "mago", "guanajo" y "machango" de manera cariñosa. Lo positivo es que en realidad, en mi entorno habitual, la gente lo entiende más por la entonación o gestos que por la palabra en sí. El problema puede resultar al ponerlo por escrito, como bien dices.
Un abrazo.