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LETRAS NÓMADAS

Poderosa Afrodita

Poderosa Afrodita

Tengo una deuda personal que saldar con el mundo de la cultura: más en concreto con el mundo del cine. Me declaro una completa analfabeta del séptimo arte. De verdad os sorprenderíais de saber la cantidad de películas que todo buen cinéfilo considera imprescindibles y que yo no he visto. Gracias hay que dar si llego a decir "me suena", pues lo habitual es que ponga cara de "¿Pero qué me estás contando?"Ni hablo ya de cuando oigo cómo los demás hablan en torno a mí con toda naturalidad de no sé gran actor, qué gran actriz... y si es de directores, ni te cuento.

El caso es que cuando veo alguna (nunca en la tele, por favor, con el añadido de la publicidad de veinte minutos cada cuarto de hora de película se me hacen realmente infumables) sí me gusta, pero soy muy perezosa a la hora de ponerme a ver una peli. Bufff, hora y media como mínimo viendo eso... lo dicho, mucha pereza. Lo bueno de la música y la lectura es que estoy un rato con ello y cuando yo quiero, lo dejo. Ver una película a trozos me resulta incómodo, así que cuando veo una, la veo entera de tirón.

¿Quizás haya influido la inexistencia de este arte en la educación secundaria? Me resulta sorprendente cómo, teniendo en cuenta que a la literatura, la música, las bellas artes (pintura, escultura, arquitectura) sí que les presta atención en el mundo de la educación, mientras que el cine en este ámbito no existe (salvo, quizás, en determinadas optativas y sólo en determinados institutos). Recién licenciada en filología clásica como estoy, no dejo de preguntarme cómo es posible que no hubiera en mis estudios ningún espacio dedicado al cine, con la enorme influencia que la cultura grecolatina ha ejercido en él (a través de la literatura, por supuesto).

¿Y si hubiera tenido la opción de elegir alguna asignatura que relacionara cine y literatura clásica? Entonces, estoy segura, una de las películas de las que nos habrían hablado, sería Poderosa Afrodita (1995), de Woody Allen (bravo, esta vez sé quién la dirige, y también actúa en ella). La vi este último martes y es la primera vez que veo una película de Woody Allen, os aseguro que es verdad. Me encantó, ya que además del entretenimiento que supone la comedia, me gustó descubrir en ella técnicas inspiradas en la Antigüedad: el uso del coro, que paralelamente al desarrollo de la historia aparecía de vez en cuando sobre un escenario clásico, rodado en Taormina, Sicilia. De modo que, al tiempo que un coro cuenta una historia en un teatro, en otro lugar del mundo, la misma historia no es ficción, sino realidad.

La mujer de Lenny (Woody Allen) quiere adoptar un niño y, aunque él al principio se resiste, al final termina cediendo. Con el tiempo acaba encantado con él y, a medida que va creciendo, siente la imperiosa necesidad de conocer quiénes son los padres reales del muchacho. Indagará en busca de la verdad hasta el final, convencido de que es hijo de unos genios. En realidad, acaba descubriendo que es hijo de una prostituta y actriz porno, a la que llegará a conocer personalmente.

Visto está que estoy condenada a tener que descubrir por mí misma este tipo de lazos entre literatura y cine (muy abundantes, por lo que he oído y leído), y seguir poco a poco profundizando aún más en el mundo del cine, para adquirir unos básicos conocimientos sobre ello. A ver, si como este pasado martes, consigo encontrarme con más gratas sorpresas, como Poderosa Afrodita.

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